jueves, 17 de noviembre de 2011

Consecuencias de embarazo durante la adolescencia


Un embarazo no planeado durante la adolescencia tiene muchas consecuencias a nivel físico, social, emocional y educativo. Éstas dañan tanto a la madre, al padre e incluso al hijo. Sin embargo, lo que ahora queremos presentar, son los problemas o consecuencias que contrae el asumir un rol de padre o madre durante la adolescencia.
Cuando se da el embarazo durante la adolescencia, es frecuente el abandono de los estudios, ya sea al confirmarse el embarazo o al momento de criar al hijo. Teniendo como consecuencia que se limiten las posibilidades de realización personal, debido a que ya no se puede cursar una carrera que les asegure un mejor empleo en el futuro (también entran los beneficios sociales que posteriormente pudieran gozar).
Asimismo, el embarazo durante la adolescencia, contrae que muchos de los ideales o proyectos que se tienen a largo plazo, vienen abajo, dado que esto lleva a que en su mayoría los padres afectados tengan que retener su proceso educativo e incluso finalizar su formación profesional. De aquí, que ante tal perspectiva y consecuencia en primera instancia, ahora podemos señalar algunos elementos de los cuales pueden llevarnos a hacer más conciencia sobre el problema que puede contraer el embarazo durante la adolescencia.
En la madre, llega la responsabilidad de cuidar al bebe y estar al pendiente de los cuidados de éste. Por tanto, es difícil que una madre pueda atender dos cosas al mismo tiempo y más aún cuando sabemos que en las escuelas ya sea particular o de gobierno, existe la discriminación ante tal caso. No obstante, también el padre hay consecuencia ante tal acto, ya que es frecuente la deserción escolar para poder mantener a la familia. También es común que tengan peores trabajos y de menor remuneración que sus padres, sometidos a un empleo inadecuado a su edad. En general, todo ello condiciona trastornos emocionales que dificultan el ejercicio de una paternidad feliz.
Por tanto, es preciso que antes de llevar a cabo una relación genital, es necesario pensar el acto que continuará después de los hechos, es decir, no únicamente debemos dejar que en esos momentos nos domine la voluntad, el deseo, o el placer, sino también saber medir lo que traerá como consecuencia nuestro acto realizado.

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